04 octubre 2005

Oasis (2002)

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No, no me refiero al grupito británico que me produce una indiferencia total, sino a una estupenda película de Lee Chang-dong.
Un joven sale de la cárcel después de cumplir condena por haber atropellado a un peatón y decide visitar a los hijos del fallecido. A partir de ese momento, establecerá una relación secreta con la hija del difunto que, para complicar aún más el asunto, padece parálisis cerebral. Básicamente, sin destriparla, va de esto. Se puede intuir por el argumento que no es para verla un sábado por la tarde con la familia ni para pasar un rato ocioso entretenido. Tampoco para desahogarse echando una lagrimita, no busca eso en absoluto. Pertenece al género del sufrimiento, en el que incluyo aquellas historias con las que se me pone mal cuerpo, que me angustian (por poner algún otro ejemplo más conocido, entrarían en esta categoría La Pianista o unas cuantas de Lars von Trier) Claro, que esta cuestión es sumamente personal y lo que a algunos simplemente les puede parecer repulsivo a mi me atrae extrañamente. ¿Un toque masoquista? Reconozco que sí pero más miedo me da la indiferencia.